¿Sabes de dónde vienen esas letras que usas todos los días?
Hace muchos años (puede que 100 000) algunos humanos fueron descubriendo una cosa sorprendente: uno hacía ruido con la boca y las cabezas de la gente a su alrededor se llenaban de ideas.
Había nacido el lenguaje. Era un invento tan bueno que todos los humanos lo adoptaron. Usaban el lenguaje para muchas cosas; entre ellas para contarse historias al lado de la hoguera cuando ya habían cenado; y también para contarse historias al lado de la hoguera cuando no habían cenado, para olvidar el hambre.
Entonces los humanos se pusieron a imaginar qué podrían hacer para fijar esas historias en el tiempo. Así que se dedicaron a dibujar las palabras y de este modo nació la escritura, que es una representación visual del lenguaje.
Los inventores del alfabeto empezaron por el principio: ¿qué es lo que más queremos? ¡Comer carne! se respondieron ellos solos, y entonces lo primero que dibujaron esquemáticamente fue una vaca con sus cuernos y orejas. En su idioma la vaca se dice álif, una palabra cuyo primer sonido es A, y ese fue el principio del alfabeto. ¿Qué es lo que queremos después? se preguntaron. Pues… ¡dormir
protegidos del frío y de las fieras! Ah, eso es una casa, o una tienda de acampar. En su idioma la casa se llamaba beth. Y así nació la B.
De este modo llegaron a 22 letras, que para escribir su idioma eran suficientes. Imagínate un recitado del alfabeto: nosotros decimos a, be, ce, de… Un niño fenicio diría, en su idioma: vaca, casa, jabalina, puerta…
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